sábado, marzo 24, 2007

Un despertar catastrófico

Antonio Larruy
El despertar
RqueR. 2006.
ISBN 84-934727-5-1

Los que somos puramente lectores no nos hacemos la idea de lo que cuesta escribir un libro. Poner en pie el más intrascendente artefacto literario supone una cantidad ingente de trabajo. El despertar es una prueba a contrario de la dificultad de escribir. Parece que el autor, para decirlo suavemente, no ha repasado su original lo suficiente, y no se ha asesorado bien.

Seguidamente les transcribo un párrafo, que se encuentra entre las páginas 88 y 89, en el que al parecer el protagonista, Hugo, comete fornicación con Patricia en una habitación de un hotel de Bilbao (aunque no estoy muy seguro de ello). Presten atención a los divertidos equívocos a los que conduce el arbitrario uso que de los pronombres posesivos hace el autor, y también a su personalísima forma de puntuar. Mis comentarios, entre corchetes [] y en rojo...


Hugo le besó lentamente el lóbulo de las orejas [pobre Patricia: tiene dos orejas y un sólo lóbulo para las dos. Estoy imaginando ahora una tirilla de carne que une ambas orejas por detrás de la cabeza], el cuello, la barbilla, los pómulos, la nariz, el entrecejo [?]. Después se levantó para apagar la luz general [la Luz General, esto es grande. Estoy imaginando un interruptor de peli del Dr. Frankenstein que, al abrirlo, deja sin luz a todo Bilbao], y encendió la lamparita del tocador [si la otra era la luz general, esta debe de ser la luz particular]. Volvió junto a Patricia y, apoyando las yemas de los dedos en sus empeines, deslizó las manos, poco a poco, a lo largo de la pierna hasta la rodilla, para luego seguir ascendiendo bajo la falda y después del tacto sedoso de la media, percibir la morbidez de la cara interior de sus muslos [aquí puede entenderse que los empeines la pierna y la falda son de Hugo. Tal parece que Hugo está practicando gimnasia sueca vestido de mujer]. Hugo notaba la agitada respiración de Patricia, mientras su mano izquierda permanecía prisionera entre sus piernas [Hugo practica el onanismo mientras hace gimnasia sueca vestido de mujer. ¡Válgame Dios!]. Patricia agitó todo su cuerpo, frotándolo contra el de él [el de él: Qué bien suena, ¿no?]. Hugo sintió la dureza de sus senos [¿de quién son los senos? ¿de Hugo o de Patricia?]. Entonces ella se dió la vuelta y, con la falda recogida en la cintura, le ofreció el espectáculo provocador de sus nalgas descubiertas. Las manos de Hugo se deslizaron por la espalda de Patricia [por fin un poco más de precisión]. Una volviendo al espacio cálido y húmedo que había visitado antes [señor Larruy: a ese espacio se le llama "su sexo", o, si se quiere poner en plan guarro, "su coño". Le recuerdo que, al parecer se trata de una escena de sexo], y la otra buscando sus senos y acariciando luego sus pezones [una vez más: ¿de quién son los pezones? Si no dice nada, debo entender que son del mismo individuo de la mano].
[Y como cerecita en lo alto del pastel, el diálogo]
—No puedo resistir más —susurró Patricia.
—Voy a ser uno contigo —dijo Hugo.


Y esto no es nada. El final es aún mejor...

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miércoles, marzo 21, 2007

La lengua común

Steven Pinker
El instinto del lenguaje: Cómo crea el lenguaje la mente
Alianza Editorial (psicología y educación), primera edición en 1994, cuarta reimpresión de 2005. 535 páginas
ISBN 84-206-6732-3
Versión española de José Manuel Igoa González
Título original: The Language Instinct: How the Mind Creates Language

Este libro es un libro sobre el lenguaje, y en particular sobre cómo llegamos los humanos a construir y adquirir el lenguaje. A este respecto, es una obra de tesis: para el autor, los humanos nacemos con una cierta "programación" o instinto para adquirir el lenguaje. En otras palabras, las estructuras sintácticas del lenguaje y la capacidad de adquirir vocabulario están presentes en nuestro cerebro en el momento de nacer. El castellano y el chino pueden ser idiomas muy distintos, pero acaban teniendo una base común. Esta es la hipótesis fundamental de la gramática generativa, iniciada por Noam Chomsky en 1965.

La hipótesis básica de la gramática generativa —el lenguaje viene determinado por nuestra estructura cerebral— es contraria a la hipótesis de Sapir-Whorf: según esta hipótesis, nuestra estructura cerebral —o dicho de forma menos fuerte, nuestra manera de pensar y de ver el mundo— vendría determinada por la lengua con la que aprendemos a hablar. La hipótesis de Sapir-Whorf es el fundamento de algunas posiciones políticas nacionalistas o comunitaristas. Basándose en esta hipótesis, es frecuente que los nacionalistas sostengan que somos diferentes a los demás o nos definimos como comunidad porque hablamos una lengua diferente, o que la desaparición de una lengua supone la desaparición de una manera de pensar. Así que este libro puede entenderse como una refutación de una de las hipótesis básicas del nacionalismo.

El polemista o el tertuliano tendrá bastante con leer los tres primeros capítulos, en los que se exponen las tesis básicas del libro y algunos de sus fundamentos. Pero recomiendo vivamente la lectura del resto del libro. Es interesante ver la potencia de las ideas que te explicaban en el bachillerato (en los años 70, en España se enseñaba gramática generativa en las escuelas e institutos), cuyo fundamento último era en muchas ocasiones desconocido por el profesor. Otro valor añadido es que muestra cómo las ciencias sociales van acercándose cada vez más a la neurociencia o estudio del cerebro: es probable que en el futuro, gran parte de las cosas significativas que aprendamos sobre el lenguaje nos las enseñen los científicos del cerebro.

La versión española es bastante decente, con algunos fallos. Traducir un libro como este puede ser bastante complicado, y a pesar de algunos ejemplos chocantes, en general el traductor ha hecho un buen trabajo. Pero los editores de Taurus harían bien, en sucesivas ediciones, en cuidar que las notas estén referidas a las páginas correctas del cuerpo del libro.

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martes, marzo 20, 2007

Lucie

Peter Handke
Lucie en el bosque con estas cosas de ahí
Alianza Literaria, 1999. 62 páginas
ISBN 84-206-4448-X
Título original: Lucie im Wald mit dem Dingsda
Versión española de Eustaquio Barjau

Esta es la historia de Lucie (que no se llama Lucie): una niña de diez años (aunque no tiene diez años), y también la historia de su papá y de su mamá.

Es una historia muy corta, contada como lo haría un niño. No sólo por el estilo (una vez más, Barjau nos transmite eficazmente la maestría de Peter Handke), sino porque habla como un niño de las cosas que preocupan a los niños: su mamá, que es policía, su papá, que es muy raro y tiene unos amigos —los refugiados— más raros aún, y las cosas que Lucie encuentra cuando va con su padre al bosque. Es tarea del lector contarse a sí mismo la historia como lo haría un adulto.

La edición de Alianza incluye las once ilustraciones del autor, algunas de ellas hechas en su viaje por la Sierra de Gredos.

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