Historias del calcio
Enric González
Historias del Calcio: Una crónica de Italia a través del fútbol
RBA, primera edición (2007). 255 páginas.
ISBN 978-84-89662-12-4
Hubo un tiempo en que el periódico del lunes de la edición catalana de EL PAÍS contaba con uno de los mejores elencos de columnistas de Europa: columna de Eduardo Mendoza, crónica de Arcadi Espada (ésta sólo salía en la edición catalana) y la historia del calcio de Enric González en la sección de deportes. Enric González fue corresponsal de EL PAÍS en Roma desde septiembre de 2003 hasta mediados de 2007. Santiago Segurola, quien seguramente conocía las historias de Londres y Nueva York, le propuso a González que enviara una breve crónica sobre el calcio para que saliera en la edición del lunes, en la sección de fútbol internacional:
Todos los textos fueron redactados el domingo, después de los partidos de las tres. Elegía el tema sobre la marcha, porque confiaba en que la espontaneidad compensara otras deficiencias. Algunas piezas nacieron sobre un trozo de papel: uan fue escrita en un vaporetto veneciano, otra en una sala de embarque del aeropuerto de Roma, una que hablaba de los inmigrantes del sur y de los equipos del norte fue parida en el coche de mi amigo Andrea, de vuelta de una excursión a los Castelli Romani. Sigo sin explicarme la paciencia del periódico y del ocasional lector.
Los lectores compulsivos de diarios y aquellos que quieran comprender el calcio harán bien en desconfiar de la valoración del autor, y en leer Historias del calcio. Leyendo a González entendemos porqué, a pesar de lo aburrido de su fútbol, y de las continuos episodios de corrupción, la liga italiana de fútbol es una de las más importantes del mundo. Y lo es porque, para los italianos, el fútbol no es un espectáculo, sino una prolongación de la vida en un estadio. Pues en Italia, más que en ningún otro sitio, es cierto que lo interesante del fútbol es lo que pasa fuera del campo.
Historias del Calcio: Una crónica de Italia a través del fútbol
RBA, primera edición (2007). 255 páginas.
ISBN 978-84-89662-12-4
Hubo un tiempo en que el periódico del lunes de la edición catalana de EL PAÍS contaba con uno de los mejores elencos de columnistas de Europa: columna de Eduardo Mendoza, crónica de Arcadi Espada (ésta sólo salía en la edición catalana) y la historia del calcio de Enric González en la sección de deportes. Enric González fue corresponsal de EL PAÍS en Roma desde septiembre de 2003 hasta mediados de 2007. Santiago Segurola, quien seguramente conocía las historias de Londres y Nueva York, le propuso a González que enviara una breve crónica sobre el calcio para que saliera en la edición del lunes, en la sección de fútbol internacional:
Todos los textos fueron redactados el domingo, después de los partidos de las tres. Elegía el tema sobre la marcha, porque confiaba en que la espontaneidad compensara otras deficiencias. Algunas piezas nacieron sobre un trozo de papel: uan fue escrita en un vaporetto veneciano, otra en una sala de embarque del aeropuerto de Roma, una que hablaba de los inmigrantes del sur y de los equipos del norte fue parida en el coche de mi amigo Andrea, de vuelta de una excursión a los Castelli Romani. Sigo sin explicarme la paciencia del periódico y del ocasional lector.
Los lectores compulsivos de diarios y aquellos que quieran comprender el calcio harán bien en desconfiar de la valoración del autor, y en leer Historias del calcio. Leyendo a González entendemos porqué, a pesar de lo aburrido de su fútbol, y de las continuos episodios de corrupción, la liga italiana de fútbol es una de las más importantes del mundo. Y lo es porque, para los italianos, el fútbol no es un espectáculo, sino una prolongación de la vida en un estadio. Pues en Italia, más que en ningún otro sitio, es cierto que lo interesante del fútbol es lo que pasa fuera del campo.
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