sábado, agosto 11, 2007

Salidas de tono

Félix de Azúa
Salidas de todo: Cincuenta reflexiones de un ciudadano
Ed. Anagrama. Colección Argumentos, 177. 1996, 222 páginas.
ISBN 84-339-0527-9

Salidas de tono recoge cincuenta artículos publicados por Félix de Azúa entre 1981 y 1995, esto es, durante los trece años del primer periodo de gobiernos socialistas desde la transición. Como no puede ser de otra manera, dada la amplia erudición del autor, el abanico de temas es muy amplio: desde el amor hasta el viaje, pasando por la ópera, la democracia, el trabajador, la patria y el nacionalismo. Sin embargo, cree el autor que "una colección de artículos debe mostrar cierta coherencia" y, a medida que se avanza en la lectura, se percibe un cierto hilo conductor, que no es otro que la desocultación del estado de cosas. El argumento principal de esta desocultación es la presentación de la sociedad del momento como un "nazismo simpático", del que la Alemania nazi y la Unión Soviética no fueron más que torpes ensayos. Esto inscribe al autor, a pesar de sus buenas maneras y trato exquisito, en la nómina de los apocalípticos. Tómese, a modo de ejemplo, esta descripción de la "huida del dolor" de la modernidad, uno de los fundamentos, junto a la estetización de la política, del "nazismo simpático":

"ocultación de la muerte en tanatorios y centrales médicas destinadas a la desaparición; obligación legal de poseer un cuerpo sano (tambien llamado joven) para las industrias cosméticas, del ocio, del deporte o de la cirugía; distribución masiva de opiáceos, tranquilizantes, estupefacientes y drogas de confección inmediata y masiva; congelacion de la inteligencia por medio de grandes consorcios de cine-televisión-prensa-publicidad, así como de una educación pública cada vez más parecida a un parque temático; conversión de la gerencia política y la administración de justicia en espectáculo de masas; uso de la beneficencia como publicidad planetaria, etc." (pp. 201-202).
Todo este estado de cosas lleva a la alienación (valga el palabro marxista para describir una vida carente de sentido) de amplias capas de la población, cuya vida está sometida por un sistema de control y vigilancia, que utiliza las técnicas de persuasión de masas. Ante este estado de cosas, urgía (y todavía urge) crear nuevas estrategias de resistencia. La ausencia patente, diez años después, de estrategias de este tipo es, sin duda, uno de los mayores fracasos de la izquierda.

Otro hilo argumental es la desocultación del estado de cosas denominado "política catalana" o "política española". Es quizá la mejor conocida actualmente, aunque en aquel momento de eterno gobierno pujoliano no había sido decepcionado aún por Maragall y el PSC en general, y el autor aún se permite abogar por un cierto catalanismo, el de aquellos que "consideran subalterna la disputa simbólica y apremiante, en cambio, la resolución de los problemas prácticos" (p. 157). El tiempo muestra aquí el fracaso de la izquierda catalana, que ha sido incapaz de liberarse de la sentimentalidad nacionalista. La consecuencia palpable no es otra que el progresivo colapso de los servicios públicos en Cataluña, especialmente patente este verano de 2007.

Azúa quizá se equivocó en algunas cuestiones tácticas, como la desparición de CDC. Pero no lo hizo en su visión de Barcelona en su histórico artículo Barcelona es el Titanic: "Dentro de poco esta ciudad parecerá un colegio de monjas, regentado por un seminarista con libreta de hule y cuadratín de madera, a menos que las capas más vivas de la ciudad salgan de su estupefacción" (p. 24). Y en ello estamos.

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2 Comments:

Blogger Desesperada said...

Me parece una recomendación acertadísima. Gracias.

9:48 p. m.  
Blogger Jove Kovic said...

Qué alto intelectual, qué mal fundador de partidos...

11:18 p. m.  

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