viernes, noviembre 18, 2005

Metafísica del siglo XX

Peter Sloterdijk
Extrañamiento del mundo
Pre-Textos
ISBN 84-8191-213-1
Título original: Weltfremdheit

Peter Sloterdijk es el representante actual más conocido de la tradición filosófica heideggeriana. Junto con Rüdiger Safranski, dirige en la televisión alemana el programa "Das Philosophische Quartett", y es conocido por sus opiniones peculiares acerca del futuro de la especie humana esbozadas en su obra Normas sobre el parque humano. Estas opiniones han sido fuertemente contestadas por filósofos más cercanos a las ideas de Jürgen Habermas. Cosas que pasan en lugares "de reciente acceso a la cultura", como dijo irónicamente el gran Ferlosio.

Esta obra, escrita en 1997, consiste en una "fenomenología del espíritu falto o huido del mundo". Estructurada en ensayos relativamente independientes entre sí, se muestran algunas formas de huida del mundo, como la huida al desierto de los anacoretas de la baja Edad Media, la adicción a las drogas, el "instinto de muerte" latente en la tradición filosófica y religiosa occidental, y la aspiración a la negación del mundo de las filosofías y religiones orientales.

Como no podría ser de otra manera, tratándose de un metafísico alemán, la obra está al límite (y a veces más allá) de las posibilidades de comprensión de alguien que no sea filósofo profesional. De todos modos, el autor es capaz de ir intercalando ideas e iluminaciones interesantes a lo largo del texto, que animan al lector a ir avanzando.

La traducción española está a cargo de Eduardo Gil Bera quien, junto a Gregorio Morán, es uno de los representantes más relevantes de la tradición atrabiliaria española. Gil Bera nos obsequia con un prólogo en el que da algunos coscorrones al mundo académico español, y su cuidadosa abstinencia de la "funesta manía de pensar".

Una recensión algo más larga de esta obra (que sería totalmente inadmisible en formato blog) estará disponible en breve, bajo demanda, como primera publicación de la editorial La Soflama del Demagogo.

martes, noviembre 08, 2005

Jane Austen as a young lady



Jane Austen
Lesley Castle
Foreword by Zoë Heller
Hesperus Classics
ISBN 1 84391 115 9

Hesperus Classics es una colección de obras de pequeño formato de autores clásicos (esto es, libres de derechos), publicadas a un precio abusivo. Este volumen reúne, además de Lesley Castle, otras dos obras de juventud de Jane Austen: una History of England y Catherine, or the bower.

Las dos primeras obras son pastiches, la primera de la novela epistolar, y la segunda de una obra de Oliver Goldsmith sobre los reyes de Inglaterra. La primera es la más divertida del libro: es asombros que a los dieciséis años se pueda tener tanto wit (y tanta mala leche) a la hora de retratar diversos aspectos del eterno femenino (entre ellos si no el odio, sí la indiferencia hacia los cuñados). La History of England se escribió para pasar una velada agradable con la familia, y ridiculiza a un historiador parcial y poco informado, especialmente en cuestión de fechas.

Catherine es la obra más ambiciosa del volumen. Catherine es una jovencita de provincias, celosamente vigilada por una tía solterona. Un día reciben la visita de Mr y Mrs Stanley, acompañados de su hija Camilla, una perfecta imbécil. La inesperada llegada de su hermano Edward causa en Kitty (y en el servicio) una profunda impresión. Al final, todo queda en agua de borrajas. O dicho en otras palabras: triunfa la virtud.

La lectura de estas obras revela que su autora poseía una gran inteligencia, y un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Y si consideramos la edad en que fueron escritas, no podemos menos que sentir, como la prologuista, una mezcla de asombro y envidia. Realmente la obra es una buena introducción a Jane Austen, aún considerando su elevado precio (113 páginas, 11,20 euros).

domingo, noviembre 06, 2005

Do you read?


Despegando la sombra del suelo
Daniele Del Giudice
Traducción de J.A. González Sainz
Editorial Anagrama, 1996
ISBN: 84-339-0828-6
194 páginas



Comparadas con la literatura de tema marítimo, que constituye un género literario en sí misma, las novelas que tratan sobre el mundo de la navegación aérea son considerablemente escasas. Todo indica que, en general, el mar y los barcos despiertan más interés en escritores y lectores que el aire y los artilugios voladores. Sin embargo, seguramente es difícil encontrar una novela náutica contemporánea que sea innovadora, sorprenda e impacte incluso a aquellos a los que el tema no les atraiga especialmente. Despegando la sombra del suelo, en cambio, atrapa al lector independientemente de que éste sea o no amante de los aviones. Es muy de agradecer que Del Giudice no se reserve en ningún momento para sí ni para sus personajes el papel de héroe de la aviación; todo lo contrario, los pilotos que aparecen sienten el pánico que sólo puede sentirse cuando su sombra ha despegado del suelo, dudan sobre lo que deben hacer en casos de emergencia, cometen errores imperdonables, se avergüenzan, caen heridos en combate e incluso mueren. Estamos hablando entonces de personajes reales, con un fondo de humanidad que hace que suframos con ellos la falta absoluta de orientación entre las nubes. Quien suba a uno de los aviones de Daniele Del Giudice verá en seguida que, mucho más allá de las imágenes tópicas sobre la libertad al volar, en las que fácilmente podría haber caído, la terrible dificultad del pilotaje es exactamente la que encontramos todos para alcanzar nuestro destino. Así lo plasma en hermosas imágenes como la del niño-avión que se convirtió en piloto al crecer, la de los fantasmas de dos pilotos que describen sus últimos segundos (literalmente) como si fuesen horas, la del lacónico instructor de vuelo que hace ver al piloto inexperto que gracias al error se ve el error; el anciano aerotorpedero que explica sus batallas en el Mediterráneo, el piloto que se desorienta y trata de disimular su pánico (el miedo al ridículo es casi mayor que el miedo a la muerte) o el --sencillamente impresionante-- fragmento sobre el avión hundido y luego rescatado y el cruce de conversaciones por radio previo al desastre. No hay, pues, héroes en este libro, en todo caso personas y máquinas que contradicen a la naturaleza y, aunque nunca dejen de sentir miedo, despegan su sombra del suelo y, por lo tanto, viven.

miércoles, noviembre 02, 2005

Aún estamos a tiempo

Sleeping Fires
George Gissing
Kessinger Publishing
ISBN: 1-4191-4778-1
92 páginas


For the fire that so long had slept within him, hidden beneath the accumulating habits of purposeless, self-indulgent life, denied by his smiling philosophy, thought of as a mere flash amid the ardours of youth – the fire of a life’s passion, no longer to be disguised or resisted, burst into consuming flame


De esta magistral manera describe George Gissing, en un tono no muy lejano al de Dostoyevski en «Noches Blancas» cómo la pasión de un amor frustrado no puede ser barrida por el paso del tiempo, sino solamente permanecer dormida hasta que, no importa cuántos años más tarde, el fuego se reavive y surja el anhelo incontrolable de recuperar el tiempo desperdiciado.
Éste es el tema fundamental de «Sleeping Fires»; el pánico que provoca la conciencia de una vida vacía, sin objetivos ni alicientes, aunque absolutamente acomodada en lo material, y el último esfuerzo desesperado para que las cosas sean, muchos años después, como siempre debieron ser. Se trata sin duda de una idea universal que Gissing narra con una elegancia y una intensidad admirables, comparables a las que desprenden otras nouvelles espléndidas como «Carta de una desconocida» y «Veinticuatro horas en la vida de una mujer» de Stefan Zweig o «La Señorita Else» de Arthur Schnitzler, autores éstos que, a diferencia de Gissing, sí disfrutaron en su día y hasta hoy de un merecidísimo reconocimiento.
Se trata de una narración breve impregnada de crítica. Se critican las rígidas convenciones sociales que se interponen en la búsqueda de la felicidad; la pedantería que aplasta la elegancia; la comodidad que aniquila la compasión, y se contraponen a la valentía que supone enfrentarse a una sociedad anticuada, al hecho de abrir los ojos al presente y al compromiso con los débiles.
Por medio de apenas cuatro personajes y en tan sólo unas cuantas páginas, Gissing es capaz de mostrarnos una historia que, siendo en principio sencilla, rebosa de pasión hasta la última página. Así, apasionados hasta el extremo, son los diálogos que se suceden entre Langley y su amada lady Revill cuando, tras dieciocho años desde que ella se vio forzada a rechazar su petición de matrimonio, vuelven a encontrarse. Langley, sobrecogido por un hecho crucial que no desvelaremos ahora, vuelve a sentir el amor desenfrenado que tanto tiempo no había hecho más que adormecer.
En estos diálogos furiosos y corteses a la vez (no olvidemos que Langley es un respetable caballero inglés y lady Revill una honorable dama de la aristocracia) se combinan los reproches y las súplicas y es seguramente en ellos donde mejor se aprecia la maestría y elegancia de Gissing.
Una nueva sorpresa dentro de la sorpresa desencadena en los protagonistas insoportables sentimientos de culpa y reproches mutuos y de esta situación extrema, de la imposibilidad de deshacer las malas acciones del pasado, brota en Langley la necesidad de recuperar al menos lo recuperable. Así se refleja en sus palabras desesperadas intentando que reviva el amor de lady Revill si ella es capaz de dejar de lado las estrictas normas de su círculo social y, sin miedo a encontrar la felicidad, vuelve a ser la mujer que fue. Decía Séneca: «Sólo un bien puede haber en el mal; la vergüenza de haberlo hecho» y, del mismo modo, solamente luchando y logrando la felicidad que les fue arrebatada, podrán expiar sus pecados pasados.

Resulta ciertamente extraño que George Gissing sea un escritor tan desconocido en nuestro país y ya es hora, creo, de subsanar esa situación sin duda injusta, no ya para el propio Gissing, el cual llevó siempre una vida bastante atormentada con la etiqueta de «autor maldito» ─hasta el punto de haber sido objeto de un absurdo rumor, de origen incierto, según el cual fue sospechoso de ser nada menos que Jack el destripador─ sino para los lectores que todavía no conocen su extensa obra.

Como defiende Langley, recuperemos el tiempo perdido.