miércoles, junio 07, 2006

Esplendor y nada

Félix de Azúa
Esplendor y Nada
Leqtor. 2006. 277 páginas.
ISBN 84-935020-0-3

Entre 1997 y 2002, Félix de Azúa estuvo al cargo de la columna de opinión que aparecía los miércoles en la contraportada de EL PAÍS. En esos breves artículos, calificados por algunos de poemas en prosa, Azúa describía la realidad circundante con la mirada del artista y el rigor del académico. Hoy por fin tenemos la oportunidad de ver compiladas esas columnas en este volumen. No ha pasado demasiado tiempo desde que se escribieron (en alguna ocasión se nos tiene que recordar el contexto) así que no pueden ser juzgadas aún con perspectiva, pero por ahora le van ganando la batalla al paso del tiempo, el mayor adversario del artículo periodístico.

Para los que leímos las columnas en su momento, ha sido un placer recordar algunas piezas memorables: la expedición a Sanlúcar de Barrameda (p. 49) y el asombro del articulista ante Cabeza de Amo (p, 220). Y también ha sido grato recuperar algunas que no leímos, o pasamos por alto en su momento, como las conversaciones de Gustav Janouch y Kafka (p. 210) y la glosa del obrero de la construcción (p. 242).

Los que no leyeron las columnas de Félix de Azúa pueden comprobar gratuitamente si son de su agrado o no. Visiten su blog, actualizado los días laborables. Lo que allí verán es algo inferior al contenido de Esplendor y Nada (no es lo mismo escribir cada semana que cada día), pero también muy estimable. Y si les gusta, háganse con el libro. Vale la pena.

Dos últimas cuestiones marginales. El solapista del libro debería saber que Azúa es catedrático de Estética de la Universidad Politécnica de Catalunya (y no de la omnipresente Universidad de Barcelona). Y finalmente, quisiera que alguién me explicara cuál es la tarea de don Lluís Bruch, corrector de estilo, en este libro. De nada.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hola, buenas. Quería aclarar, ya que también tengo este libro, que el corrector que mencionas ha realizado la corrección tipográfica, no la de estilo. Por otra parte, me consta que en el caso de los autores españoles (al contrario que con las traducciones) muchas veces la corrección de estilo debe limitarse a los errores de sintaxis y gramática flagrantes, pues la mayoría de autores son muy renuentes a ser rectificados.
Un saludo.

9:13 a. m.  
Blogger SallanWorld said...

Hola,

Gracias por la aclaración. En vez de correctores de estilo, les llamaría correctores de pruebas. Realmente una tarea muy necesaria, para poder leer a gusto un libro.

De todos modos, no todos los autores son renuentes a la intervención del corrector de estilo, aunque a veces se le llama editor. Hace poco salió una Contra de La Vanguardia en la que el entrevistado era especialista en mejorar libros reduciéndolos a la mitad. Una de sus intervenciones fue en El Alpe d'Huez (de García Sánchez). Y aún le quedaron como 500 páginas después del recorte.

Y no me cabe la menor duda que a más de un escritor le habrán de corregir las faltas de ortografía...

9:09 p. m.  

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