miércoles, mayo 03, 2006

El testigo humanista


El mundo de ayer. Memorias de un europeo.

Stefan Zweig

Traductor J. Fontcuberta y A. Orzeszek

Editorial El Acantilado, 2001

ISBN 84-95359-49-9

546 páginas


Stefan Zweig (Viena 1881- Petrópolis 1942) fue, además de un magnífico novelista (no hay que perderse la nueva traducción de La impaciencia del corazón publicada recientemente en El Acantilado) y maestro de la narración breve, un excelente y reconocido autor de biografías: Erasmo, María Antonieta, Freud, Dickens, Balzac, Dostoyevski, Fouché... En El mundo de ayer acomete el ambicioso proyecto de narrar su propia vida aunque ésto no es exactamente así ya que Zweig es en realidad un testigo, aunque un testigo absolutamente privilegiado, de su tiempo. La obra lleva el subtítulo Memorias de un europeo y eso es exactamente lo que era Zweig: un europeo, alguien que creía y soñaba con una Europa unida y en paz, libre por completo de nacionalismos y en la que la cultura y las artes colmasen la vida de sus ciudadanos.

No escribe demasiado Zweig sobre su vida, nada cuenta, por ejemplo de sus matrimonios y apenas algo sobre su vida familiar, sino que explica con su prosa de incomparable sensibilidad y dando muestras de una erudición sólo posible en la Viena de principios del siglo XX, los hechos, muchas veces terroríficos, que se vio destinado a presenciar. Resulta ciertamente sorprendente cómo Stefan Zweig, por obra del azar, estuvo presente en muchos momentos decisivos para la historia. Hombre de gran modestia y admirador de sus contemporáneos cultivó la amistad de innumerables grandes artistas de su tiempo: Hugo von Hofmanstahl, Sigmund Freud, Romain Rolland, Rainer Maria Rilke, Arthur Schnitzler, Joseph Roth, H.G. Wells, Salvador Dalí... la lista es verdaderamente demasiado larga para permitirnos ser exhaustivos. Pacifista convencido, sus descripciones del clima prebélico y su lucha sin fin por defender la paz llegan a sobrecoger.


La llegada de Hitler al poder le convierte en un exiliado sin patria y finalmente recala en Brasil donde, en 1942, no pudiendo soportar más el desmoronamiento de sus sueños, se quitó la vida poco después de finalizar esta obra maestra.

1 Comments:

Blogger SallanWorld said...

Anímese, y un día de éstos cuente a los lectores algo de La impaciencia del corazón, conocida también como La piedad peligrosa...

1:23 p. m.  

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