jueves, enero 25, 2007

En busca del tiempo perdido (1)

Marcel Proust
En busca del tiempo perdido: Por la parte de Swann
Editorial Lumen, 2003. 457 páginas.
ISBN 84-264-1290-4
Traducción de Carlos Manzano
Título original: À la recherche du temps perdu: Du côté de chez Swann

En 1905, Marcel Proust tenía 35 años. Sólo había publicado una novela, los placeres y los días, y una traducción (publicaría la segunda en 1906). Su reputación era la de un escritor de cierto talento, pero algo indolente. En ese año mueren sus padres, su salud empeora, y se recluye en su casa, durmiendo de día y escribiendo por la noche ese monumento de la novela europea que es En busca del tiempo perdido. Concluiría esa ingente tarea en 1922, el año de su muerte. Los siete volúmenes de la Recherche fueron publicados entre 1917 y 1922.

El primer libro de la serie es Por la parte de Swann (en francés Du côté de chez Swann). El título viene de uno de los dos caminos que podía tomar para pasear la familia del narrador desde su casa en Combray (ciudad inventada, que luego daría nombre a la ciudad que la inspiró): uno era el camino de Méséglise (donde se encuentra la casa de los Swann), el otro era el camino de Guermantes.

Este primer libro tiene tres partes. La primera, Combray, se inicia con la célebre frase:


Longtemps, je me suis couché de bonne heure

Combray tiene más de teoría literaria que de novela: el lector no tardará en encontrar allí la famosa madalena (en realidad, una especie de bizcocho) proustiana, que se ha convertido en paradigma de la evocación del pasado. La segunda parte, Un amor de Swann, es más propiamente novelesca y presenta el amor de dos personajes centrales: Charles Swann, perteneciente a la alta nobleza, y Odette de Crécy, damisela calculadora y de vida licenciosa. La tercera, Nombres de países: el nombre, es algo más lírica, y presenta a Gilberte, hija de Swann y Odette y primer amor del protagonista.

Según la Wikipedia inglesa, los siete volúmenes de la Recherche suman 3.200 páginas, en los que hay no menos de 2000 personajes. Hay quien asegura que la descubrió durante una hepatitis, cuando encontró tiempo suficiente para leerla. ¿Porqué habría que ponerse a leer semejante mamotreto en esta época de la brevedad, donde hay tantos entretenimientos? Principalmente por dos cosas: por su estilo insuperable (muy bien transmitido por Carlos Manzano), y por el conocimiento de Proust de la naturaleza humana.

Ya he leído el primero. Les iré informando de hasta dónde llego...

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1 Comments:

Blogger Jove Kovic said...

Yo leí el primero, empecé el segundo...y no pude ¡Ánimo! los krausistas del mundo le admirarán como a un dios.

2:21 p. m.  

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